viernes, 2 de junio de 2017

No nos dejemos solas!!!

Hubo una época en que la lactancia materna permitía que nuestros hijos pudieran sobrevivir en esta tierra. Las cavernas en las que vivíamos no tenían habitaciones separadas para padres e hijos. Las madres porteaban a sus cachorros la mayor parte del tiempo, así podían continuar con sus actividades sin dejar de estar atentas a sus bebés. Los niños pasaban el día pegados al pecho materno... y a nadie le llamaba la atención..
No existían asesoras de lactancia, libros de maternidad, ni blogs. Las mujeres no le consultaban al pediatra si su leche era buena, o si a la guagua le hacia bien o mal dormir con sus padres. En ese tiempo detrás de las madres estaba la tribu, que participaba de la crianza de los niños. Las mujeres antiguas le enseñaban a las nuevas madres y los hombres de la tribu estaban conscientes de lo sagrado de dar vida. 
Hubo una época donde la lactancia era de pobres. Y las mujeres ricas conseguían nodrizas para alimentar a sus hijos. La industria alimentaria creó la leche artificial y con esto llegaba la promesa de que las mujeres podrían salir de casa a trabajar o disfrutar la vida, sin culpas. Así las mujeres también descubrimos que somos buenas para muchas cosas además de criar hijos. Y eso nos trajo satisfacción e independencia.
Hace unos días leía un post donde una madre se sentía discriminada, apuntada con el dedo, por no amamantar o no amamantar lo suficiente. Y debo confesar que me enoja profundamente ese tipo de comentarios.
Primero pienso si esa gente que hizo sentir así a esa mujer es cercana o no. En cualquiera de los dos casos, yo a estas alturas y habiendo pasado por todo lo que implica el puerperio con sus momentos alegres y tristes, preferiría alejarlas de mi vida al menos por un rato, no sin antes explicarles amablemente el nivel de desubicación que implica juzgar a otra madre sin ponerse antes en sus zapatos.
Segundo pienso en toda la culpa que ocultan esos comentarios. Cuando una mujer se siente así es porque se siente culpable de no haber amamantado. Y me pregunto porqué existe esa culpa. Finalmente llego a la conclusión de que la mayor parte de las mujeres que renuncian a la lactancia materna en realidad no están tranquilas con esa decisión. La mayoría pasó por las dificultades típicas de la lactancia, pezones lastimados, cansancio extremo, guaguas al que al parecer la leche de la madre no les es suficiente. Casi todas recibieron finalmente el consejo de la amiga, de sus propias madres o del pediatra de dar leche de tarro para evitar que la guagua quede con hambre, permitir que la madre descanse y así de pasada evitamos que esa madre siga estresándose con la tarea de dar teta, porque finalmente "a veces no se puede no más". Y efectivamente, la guagua sube de peso de manera increíble, la madre duerme mejor y en la familia están todos más tranquilos. Pero, porqué entonces esa madre se siente tan mal cuando ve un post donde las pro teta defienden la lactancia y sus beneficios?. Creo que es porque esa mamá  en realidad nunca quiso renunciar, sino que quería desesperadamente más apoyo, más consejo, una mujer sabia al lado...la mayoría renuncia por un entorno poco amigable con aquellas que quieren seguir intentando. Esa mujer nunca estuvo en paz con la decisión. Y eso aplica no sólo para la lactancia materna, sino que también aplica al colecho, a la vuelta al trabajo, a si llevo al niño al jardín o no, etc, etc.
Tomamos algunas decisiones a partir de opiniones de otros que suponemos saben más que nosotras, para sentirnos "liberadas". Pero, ¿de qué nos queremos liberar?, ¿ de nuestros hijos? ¿ de la maternidad?.
Nos queremos liberar del entorno poco apoyador, de los empleadores que ven la maternidad de sus empleadas como un cacho, de las colegas que nos miran mal por tener fuero maternal, de la pareja que no entiende que su mujer tiene que pasar por este proceso, que hay días buenos y otros muy malos, pero que todo este ir y venir de sentimientos son un viaje que nos transforman finalmente en nuestra mejor versión. Con o sin él. De los pediatras, en su mayoría hombres que tratan de enseñarnos como dar teta y al verse sobrepasados nos pasan un tarro para deshacerse de nosotras. No nos sentimos agobiadas por nuestros hijos, estamos agobiadas por todas las demás cosas que también tenemos que hacer bien, nos sentimos agobiadas en la soledad de maternar, y me refiero a la soledad entre nosotras. Nos dejamos solas, nos abandonamos mucho tiempo atrás, cuando nos convencieron que nuestro instinto animal no era suficiente, que no teníamos nada que enseñarle a la mujer a nuestro lado o a nuestras hijas.
Creo que hoy que esta de moda volver unos cuantos millones de años atrás para rescatar la parte más "salvaje" de ser madre, nos damos cuenta de lo mucho que se perdió a lo largo de todas estas décadas, y nos invade la pena de no poder disfrutar el SER madres, con todo lo que conlleva.
Yo siempre le digo a la gente que me abre los tremendos ojos cuando digo que llevo 2 años amamantando, que tengo que aprovechar, que yo ya no fui como mis abuelas que tuvieron 13 hijos, yo con suerte logré tener uno y no se si vendrán más. Entonces cómo no aprovechar el privilegio de darle de comer desde mi propio cuerpo?. Qué poderoso!! que intenso!!. Cómo no aprovechar de dormir abrazada a mi hijo y mi esposo, protegiéndonos del frío y del miedo de la noche?.
Lo único que pido es que si una madre tiene que renunciar a la lactancia materna, lo haga en forma tranquila, sabiendo que hizo todo lo que pudo, que recibió todo el apoyo necesario, que su entorno le dio las herramientas y la contención que necesitaba para finalmente tomar esa decisión en paz. No nos dejemos solas, no nos dejen solas. Nunca más.
Cuando veas a una madre es problemas, no le des tu consejo de buenas a primeras. Pregunta antes, ¿en qué puedo ayudarte?..


Jennifer Ravanal Cortés
Enfermera
Monitora de Lactancia OMS
Umagen obtenida de la web www.survival.es